Ernesto lo ha rescatado
Resultaba realmente curioso el temperamento del Athletic de Ernesto Valverde en las primeras diez jornadas del curso futbolístico 2013/14, el contraste de rendimientos tan fuerte que existía entre sus partidos a domicilio y sus partidos en el nuevo San Mamés. Era como si detrás de esos gigantescos muros de cemento armado existiese un cierto misticismo, una cierta fuerza oculta. Como si las desmesuradas dosis de motivación que habían ingerido siempre los futbolistas vizcaínos dentro de ese legendario recinto hubiesen quedado bajo tierra, intactas, esperando a salir de la superficie después del verano para contagiar otra vez a los leones en su nuevo hogar.
No obstante, los tonos y las sensaciones del fútbol de los de Valverde han ido condensándose, a la vez que un dibujo que quizás esté rindiendo incluso por encima de su valor real. Los rojiblancos sólo han cedido dos empates en ocho partidos en su recién estrenado feudo, pero es que su producción empieza a ser muy constante también lejos de Bilbao. Ahora mismo son cuartos de la Liga BBVA, sólo por detrás de Atlético, Real Madrid y Barcelona, y la convencional afición de La Catedral está como loca. No es para menos, la última experiencia de los suyos en Champions League data de la campaña 1998/99.
En un entorno muy renovado, el soberbio Ander Herrera y el recién llegado Beñat se entorpecieron mutuamente, y Valverde optó por abortar ese medio centro que se presumía tan brillante. Ernesto hizo de Mikel Rico un fijo, y el tiburón respondió como mejor sabe. A su lado colocó a Iturraspe, y la pareja está destrozando toda expectativa. Poco a poco Ander va creciendo dentro de ese contexto, y esa es una gran noticia para los vizcaínos. Ese trivote que conforman, en comunión con la frecuente superioridad que crean Andoni Iraola y Markel Susaeta en el carril derecho, es lo que hace que el Athletic domine los partidos con y sin balón. Esa presión alta coral le ha servido, por ejemplo, para ser el único equipo del campeonato capaz de derrotar al Barça de Martino. Los leones forzaron 5 pérdidas de los azulgrana en campo propio, 6 del Sevilla en su visita al Sánchez Pizjuán, y hasta 9 del Rayo Vallecano este mismo domingo, en lo que supuso su cuarta victoria en cinco partidos.
Más allá de esa columna vertebral, los de Valverde no exhiben un talento demasiado llamativo en el resto de demarcaciones. Eso sí, en el franco izquierdo de su ataque, el Athletic tiene una navaja. Se llama Iker Muniaín, y estamos ante su explosión definitiva. Para rescatar al mejor Iker Muniaín hay que bucear hasta la transición invierno-primavera de 2012, a aquellos meses en los que se vio al más hermoso Atheltic de Marcelo Bielsa, que alcanzaba su máximo apogeo sonrojando a Sir Alex Ferguson en aquel episodio mágico de Old Trafford. Por aquel entonces, el diablillo navarro deslumbraba a ojeadores de las más grandes entidades del viejo continente, que quedaban boquiabiertos ante las condiciones descomunales que demostraba aquel macarrilla.
Por unas razones u otras, Bielsa no depositó en él la confianza suficiente la temporada pasada, pero desde que ha vuelto a Bilbao, Valverde ha tenido clarísimo que entre sus deberes estaba el recuperar la mejor versión de Muniaín, seguramente el futbolista con más talento de la plantilla. Y Txingurri está cumpliendo con su propósito. Vaya si lo está haciendo. Dándole regularidad e incidiendo sobre su comprensión y su lectura del juego, ha conseguido que el rubito salga del barro en el que se había estancado y deleite otra vez con esos picos de genialidad que él tiene. Muniaín ya hace otra vez esas diagonales hacia dentro, con el balón pegado al pie, que se clavan como un cuchillo en las defensas rivales. Es un continuo dolor de cabeza para el lateral que le marca, filtra pases a la espalda de los centrales, y si es necesario se retrasa y viene a recibir a espacios más interiores cuando al Athletic le cuesta avanzar metros. En definitiva, está siendo de nuevo un jugador determinante, está sabiendo generar ventajas, y por qué no decirlo, está metiendo goles. La confianza de su técnico es la clave, y así lo prueba que sea el quinto futbolista que más drible de nuestra liga, con 2’6 regates exitosos por choque, y sólo por detrás de Yacine Brahimi, Leo Messi, Neymar y Lass Bangoura.
El jueves Muniaín sacó al Celta de la Copa del Rey, haciéndole dos goles al cuadro gallego y sirviéndole otro a Aritz Aduriz. Acaba de cumplir 21 años y ya ha disputado casi 200 partidos con el Athletic. Creció batiendo récords de precocidad, compitiendo aún como niño contra hombretones que le sacaban 10 y 15 años. Lo apuntaba todo, pero se frenó, o lo frenaron. Ahora Ernesto trata de reconducirlo hacia lo que un día todos pensamos que podía ser, un futbolista de talla mundial -no un buen jugador, no un muy buen jugador, sino un gran jugador-. Y al menos por ahora, lo ha rescatado. El cinco de enero, con cabalgatas en las calles y la ilusión en los ojos de los más pequeños, el Muniaín más sereno, que no el más inocente, será uno de los grandes argumentos del Athletic para conquistar Anoeta en el derby vasco más potente que se recuerda en la úlima década.
Emocionante introducción y un desarrollo del texto muy acorde con la evolución que ha venido experimentando el Athletic.
Cuando empezó la temporada, creo que a nadie le entraba en la cabeza un Athletic sin Ander y Beñat (y Muniain) juntos en el once. Se hablaba de un equipo que manejaría grandes cuotas de balón, que dominaría a través de la posesión. Sin embargo, Iturraspe (descartado por muchos tras su muy justito año anterior) y Mikel Rico (innecesario fichaje para muchos otros) son la base del equipo ahora mismo. ¡Es increíble la complementariedad que pueden llegar a tener! Uno fijo por delante de la defensa paliando todo lo poco que no se lleve por delante esa feroz presión y dando una buena salida de pelota. Y con Mikel voy más allá, es el jugador que personifica lo que es este Athletic: Agresivo sin balón, vertical con él.
«está siendo de nuevo un jugador determinante, está sabiendo generar ventajas»
Y luego llegó Muniain, un salto de calidad para este equipo. Es muy importante esto que comentas. Creo que Iker siempre quiere la pelota es protagonista. para bien y para mal. Por que hasta hace unas jornadas también estaba en contacto con ella, pero no generaba nada. Ahora como dices, cada balón que toca es una ventaja para equipo. Está rápido y acertado en la toma de decisones «Desbordo aquí, filtro allí, contemporizo acá» y de este modo el equipo esta cogiendo tono con balón.
Gran articulo, Antonio. Me encanta la temática del blog. Aquí un fiel lector 😉
Muy de acuerdo en todo lo que comentas, Alfredo. Es verdad que se pensaba en un Athletic con grandes cuotas de balón y ahora, sin embargo, hablamos de un equipo que está súper agusto sin la pelota. No lo he puesto en el post, por no aplazar más el tema Muniaín, pero una de las cosas que más me sorprende de este Athletic es los poquitos pases que necesita para generar peligro. Esa verticalidad que dices está siendo clave.
Bueno, Alfredo, muchísimas gracias por comentar y ya sabes, estoy aquí para cualquier cosa en la que os pueda ayudar a ti y a Loren. Por cierto, este año he tenido la suerte de entrar en un proyecto de radio en la facultad en la que participan 20 futboleros, y entre ellos hay un chaval del Athletic.. y otro de la Real! jajaja Por supuesto ya me he encargado de recomendarles El Caso Zubiaurre 😉
¡Un abrazo tío!
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